Rodada en blanco y negro, Nebraska es una hartá de gamas de grises, pero también de diálogos pausados y perfectos, con carga, con silencios que dicen sin hablar. Un road movie protagonizado por un padre y un hijo en la América rural. Dos horas que se pasan en un suspiro. Una historia magistral de la que es mejor que no os cuente nada. Deciros solamente que os acerquéis al cine, y si la pasan en versión original, como en el Albéniz, mejor que mejor.
Este blog podría haberse llamado COGIENDO VÍAS CAMBIANDO SUEROS si lo hubiese enfocado a mi profesión de enfermera en el Hospital Materno-Infantil de Málaga, pero como hay una vida soñada que a veces es más real que la vivida, me encuentro trabajando a media jornada para compaginar la enfermería con la pintura y la fotografía. Es por eso de la vida soñada que mi blog trata de lienzos y colores y no de vías y sueros.
Si, gama de grises desde luego tiene hasta el infinito y más allá que decía algún muñecajo musculado, pero me cuesta tantísimo imaginármela en color. Hay historias, con paisajes y personajes que solo se conciben en blanco y negro. Esta peli es de un gusto exquisito por los encuadres, las panorámicas y la composición cada vez que coincide en escena un grupo de tres o más personas. La iluminación maravillosa también... ya grabé en mente a su responsable de fotografía, Phedon Papamichael.
ResponderEliminarExcelente tu comentario, Sergio. Y tu recomendación, pues fuiste tú quien nos animó a verla. Y el que insistió para que la viésemos en versión original, pues a saber la voz que le habrán puesto a la mujer del protagonista.
EliminarUn abrazo.
Sabía lo de los Globos de Oro, pero esta tarde me he enterado que tiene seis nominaciones al Oscar (Película, Actor, Actriz secundaria, Director, Guión original y Fotografía). Seguro que se lleva alguno.
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