domingo, 26 de enero de 2014

PÉREZ SIQUIER. ESENCIAL





Pedro desapareció escaleras arriba y se puso a buscar en las librerías, las estanterías y las columnas de libros que se elevaban desde el suelo. Le había dicho que iba a escribir sobre Pérez Siquier y, cuando le comenté que era un fotógrafo que había realizado una serie de fotografías sobre el barrio almeriense de La Chanca, se le iluminó la cara. "Tengo algo que te va a gustar", dijo. Luego, al rato, regresó con aire triunfal con dos libros en la mano: La Chanca y Campos de Níjar, ambos de Juan Goytisolo. "Si vas a escribir sobre Pérez Siquier y La Chanca, te gustará leer esto". Reconocí la fotografía de la cubierta de La Chanca, de Siquier, y me quedé sorprendida por la coincidencia. "Campos de Níjar es uno de los mejores libros de viaje que he leído -me dijo-, y no puede haber mejor complemento a las imágenes de Pérez Siquier que La Chanca".

"Cuando fui la última vez, la ciudad me era ya familiar y apenas paré en ella el tiempo preciso para informarme del horario de los autocares. Conocía el panorama de la Alcazaba sobre el barrio de La Chanca: su moradores encalan púdicamente la entrada de las cuevas y, vistos desde arriba, los techos de las chabolas se alinean como fichas de dominó, azules, ocres, rosas, amarillos y blancos".
Campos de Níjar, Juan Goytisolo



 Académico Supernumerario de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930) fue cofundador de la AFAL (Agrupación Fotográfica Almeriense) y de la revista fotográfica del mismo nombre, la cual tuvo mucha influencia en la modernización de la fotografía española.


Retrato de Carlos Pérez Siquier. Óleo de Andrés Ibáñez

 Referente y base de la nueva fotografía documental española, el enfoque, el objetivo o el encuadre de su cámara ha ido destinado a captar la realidad de la Almería de los años 50 y 60; así, a modo de documento y valiéndose de unas imágenes espontáneas y veraces, nos presenta a la gente del barrio de La Chanca, y nos sirve de ejemplo de cómo con una instantánea se puede contar una historia.




"La Chanca es un prodigio. La máquina fotográfica encuentra el milagro del contraluz en cualquier esquina"
Pueblo (diario madrileño) 26-10-1961 






"Algunos cuentan que siempre que hay casorio en La Chancla, siguen el romántico y brutal procedimiento de los gitanos de Lorca, de los de bocadillitos de nardo y marineros de Cádiz. La sangre en las cuatro esquinas del pañuelo. "La mancha de la rosa". No hay ni un solo grito, ni uno, en la boda. Si acaso, el de los niños alrededor de la bata blanca de la novia, y de los ojos radiantes del nuevo dueño de la casa. Una cueva algo más arriba y a trepar hasta ella. Eso es todo".
Pueblo (diario madrileño) 26-10-1961
  





 A partir de 1960 comenzó a utilizar película a color, y en 1970 realiza la serie Playas, con escenas de bañistas llenas de frescura, modernidad y picardía, dejando de lado al individuo como un todo para centrarse en el fragmento o el detalle.









 Galardonado con importantes premios, como el Nacional de Fotografía o el Bartolomé Ros, Pérez Siquier ha participado en varias ediciones de ARCO, y tiene obras en museos, como el Reina Sofía, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo o el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas, y en fundaciones como Telefónica, La Caixa o Foto Colectania.

 En la actualidad podemos disfrutar de su obra en Almería de manera permanente gracias a los fondos de Fotografía del Museo Casa Ibáñez de Olula del Río, de donde han salido una selección de imágenes que suman un total de 122 fotografías y que se han repartido en dos muestras: una en el Patio de Luces de la Diputación de Almería, hasta el 10 de febrero, y otra en el Centro de Arte Museo de Almería (CAMA), hasta el 16 de marzo. La primera con 29 fotografías a color y estética pop y la segunda con 93 fotografías en blanco y negro en las que el protagonismo recae en el barrio y los habitantes de La Chanca.


La Chanca Almería, 1957 (30x45) Fotografía Carlos Pérez Siquier




Juan Goytisolo (1931). Poeta, ensayista y novelista, nació en Barcelona en el seno de una familia de la alta burguesía de la ciudad. En 1956 se afilió al Partido Comunista y fue arrestado; harto del clima asfixiante en España se traslada a París donde desarrolla su carrera literaria. Desde 1996 reside habitualmente en Marrakech. Su amplia y variada obra lo han convertido en uno de los escritores contemporáneos más influyentes en lengua castellana.




En 1959 Juan Goytisolo publicó Campos de Níjar, un cuaderno del viaje que realizó por las tierras más desheredadas del sur de España. La aridez de sus paisajes y la desesperanza de sus gentes quedan retratadas por Goytisolo con un lenguaje limpio, directo y ágil para hacer una denuncia sin ambages del atraso, el subdesarrollo y la pobreza de aquellos campos olvidados de Almería. Este testimonio fue silenciado por el franquismo y se recuperó con la llegada de la democracia.

jueves, 16 de enero de 2014

DE NUEVO EN PORT AINÉ

De nuevo disfrutando del esquí, de la nieve y de estos paisajes.


Lucía Rodríguez. Fotografía de Miguel Ángel Moya


Y por eso de que este blog lo utilizo para compartir con vosotros, me voy a valer de este video para que participéis de las mismas sensaciones que yo.
La que graba soy yo, el esquiador es mi amigo Miguel Ángel Moya.
No pongáis pegas a la calidad de la filmación que nunca había grabado y esquiado a la vez. Además, vamos por el Barranco de Comalforn, una pista negra.



jueves, 9 de enero de 2014

SE BUSCAN HOMBRES


Supongo que os habrán llegado noticias de esos 22 negativos de la expedición de Shackleton que, un siglo después, nos muestran imágenes inéditas de la exploración antártica. Una época en la que los hombres, como demuestra el anuncio que puso en el periódico Schackleton para reclutar a su equipo, estaban hechos de otra pasta:



         Se buscan hombres para un viaje peligroso, sueldo bajo,
         mucho frío, largos meses de completa oscuridad,
         constante peligro, no se asegura el retorno con vida,
         honor y reconocimiento en caso de éxito.


 Los negativos de nitrato de celulosa fueron encontrados en una cabaña en el cabo Evans, en un refugio que perteneció a la fallida expedición del capitán Robert Falcon Scott de 1912. Estaban en una caja dentro del cuarto oscuro de revelado de Herbert Ponting, quien fue el fotógrafo de dicho viaje. Sin embargo, las fotografías no fueron tomadas en esa expedición, sino en la de Ernst Schackleton, entre 1914 y 1917, cuyos miembros se vieron obligados a refugiarse en la cabaña de Scott después de que su barco, el Aurora, se hundiera.


Alexander Stevens, científico jefe del segundo grupo de la expedición de Schackleton de 1914, a bordo del Aurora en la Antártida. El Aurora debía establecer depósitos de provisiones para apoyar al grupo de Schackleton que viajaba en el Endurance. Schackleton y sus hombres pretendían cruzar el continente helado de punta a punta pasando a través del polo, pero su barco fue engullido por el hielo, en lo que dio paso a una de las más famosas gestas de la aventura polar.


Alexander Stevens en el Aurora


 Las placas, encontradas por un grupo de investigadores de la New Zealand's Antartic Heritage Trust, estaban congeladas, pegadas unas a otras, por lo que se ha tardado cerca de un año en restaurarlas.

 A mí, todo esto me ha hecho recordar el trabajo del pintor Guillermo Muñoz Vera, quien en su serie Terra Australis Incognita ya retrata esos tiempos heróicos, con unos cuadros que nos hablan de aquella lucha épica entre Scott y Admunsen por ser los primeros en conquistar el Polo Sur.


TERRA NOVA The British Antartic Expedition (en realización), obra de Guillermo Muñoz Vera


TERRA NOVA The British Antartic Expedition (en realización)
Óleo sobre lienzo encolado en tabla, 160x220 cm



 La expedición británica a la Antártida al mando del capitán Robert Falcon Scott, conocida como Terra Nova (1910-1913) estaba llamada a ser la primera en alcanzar el Polo Sur en nombre de la Corona de Inglaterra. Terra Nova era el nombre del viejo ballenero que tuvo por misión trasladar a los hombres de la expedición hasta el borde continental de la Antártida. Una vez organizado el campamento base en la costa, un grupo reducido de hombres al mando de Scott debía cubrir los más de mil kilómetros que les separaba del polo austral salvando montañas y valles desconocidos a temperaturas gélidas. Si todo marchaba según lo previsto, estarían de vuelta en el campamento base en marzo de 1912.




 Dos meses más tarde, la expedición estaba a escasos kilómetros de alcanzar su objetivo. Fue entonces cuando divisaron, incrédulos, a lo lejos en el horizonte, una pequeña tienda de campaña con una bandera noruega ondeando en su mástil. 





 Scott, apesadumbrado, escribe en su diario: "Martes 16 de enero. Campamento 68. Altura: 2.974 m. Temperatura -30,8ºC. Lo peor que podía ocurrir, ha ocurrido [...] Los noruegos se nos han adelantado y han sido los primeros en llegar al Polo. Es una terrible decepción y lo siento muchísimo por mis leales compañeros". La evidencia de que todos sus sacrificios no serían nunca merecidamente recompensados, era la dura realidad que debían asimilar. Apenas cinco semanas antes, el 15 de diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen ya había conquistado el Polo Sur. Dentro de la tienda encontraron dos cartas, una para ser entregada al rey Haakon de Noruega y otra dirigida al propio Scott con una irónica nota que decía: "Estimado capitán Scott: como probablemente será usted el primero en llegar a esta zona después de nosotros, le ruego que tenga la amabilidad de enviar esta carta al rey Haakon VII. Si cualquiera de los artículos dejados en la tienda le es de alguna utilidad, no dude en aprovecharlo. Con afectuosos saludos, le deseo un seguro viaje de regreso. Atentamente, Roald Amundsen".

 Los deseos de Amundsen no fueron suficientes. Desilusionados, agotados, hambrientos y parcialmente congelados, el regreso de Robert Scott y sus compañeros resultaría una pesadilla que tuvo un fatal desenlace. La expedición no logró sobrevivir. El 12 de noviembre de 1912, casi ocho meses más tarde y a pocos kilómetros del campamento base, fueron encontrados la tienda y tres cuerpos congelados, entre ellos el del capitán Scott. La última anotación en su diario del 29 de marzo terminaba diciendo: "...estamos cada vez más débiles, y el fin puede no estar lejos. Es una pena pero no creo que pueda seguir escribiendo..."