miércoles, 28 de agosto de 2013

LO QUE TE CAE DE LOS OJOS





Me gustan las personas que no ciñen su creatividad a un solo campo. Sobre todo aquellas que dividen su tiempo entre la pintura y la fotografía, la escultura, el diseño, la arquitectura o la escritura, como le pasa al italiano Gabriele Picco del que acabo de leer Lo que te cae de los ojos, una novela corta en cuya portada se puede ver una de sus esculturas, pues Gabriele Picco, además de licenciarse en Letras Modernas por la Universidad de Milán, es un reconocido artista visual con obras en el MoMA o la colección Montblanc.


Obra de Gabriele Picco


 Lo dicho, uno de esos artistas que bien podrían ocupar un espacio en el CAC Málaga (de momento, podemos ver su obra en su web www.gabrielpicco.com) y al que, a la vez, podemos leer en esta edición de Seix Barral (Biblioteca furtiva, 2011). La novela, escrita de una forma fresca, actual y desenfadada, conmueve y emociona. Lástima que Gabriele no le haya sacado más partido a los dibujos que acompañan el libro, sosos y simples. Creo que de haberse aplicado más en ellos o de haberlos dejado en manos de otro ilustrador habrían dado más valor a la obra. Esos dibujos forman parte del bloc perdido de Karuko (una estudiante de bellas artes) que encuentra Ennio, el protagonista, quien decide buscarla para devolvérselo. Ennio ha llegado a Nueva York desde Italia huyendo del dolor, de un secreto, de un sentimiento que le impide llorar pero que, a su vez, le lleva a fotografiar las lágrimas de los demás, pues dentro de cada lágrima hay un universo, un mundo completo, una historia, una tristeza, una alegría...
 Por sus páginas pasan un batiburrillo de personajes curiosos y algo disparatados que Gabriele nos presenta valiéndose de un encantador toque de humor y optimismo, y de los que nos va dando a conocer sus secretos, miedos y emociones, y donde el amor servirá de nexo de unión entre ellos. El amor a la pareja, al hijo, al amigo, a un animal; ese amor que buscamos, del que todos necesitamos, que todos tenemos para dar y que tanto influye en nuestras vidas, hasta el punto de trastocarlas haciéndonos pasar de una vida a otra, como puertas que abriésemos o cerrásemos al compás de ese sentimiento.

Obra de Gabriele Picco


 Lo que se te cae de los ojos es también lo que se me va a caer a mí dentro de unos días, cuando se termine agosto y el slow style del pueblo y tenga que volver a las carreras de cada día.

martes, 20 de agosto de 2013

AVENTURAS CON LIBROS RUSOS Y CON LAS PERSONAS QUE LOS TRADUCEN



                                                                     
   
Marta Rebón



De joven, cuando compraba un libro de un autor extranjero, no me preocupaba quién había hecho la traducción (muchas editoriales ni siquiera lo reseñaban), pero hoy día, después de muchas lecturas, sé que de esa persona va a depender que disfrute en mayor o menor medida de esa obra; así que, igual que miro que los productos que adquiero no estén hechos en China (a veces, es imposible), busco el nombre del traductor en la primera página.
 Quizás os parezca una fricada, pero creo que cada vez son más los lectores que hacen lo mismo. Y precisamente de eso hablábamos hace unos meses tomando café en casa de mis suegros. Pedro le comentaba a su hermano Marcial que ya habían sacado la edición de bolsillo de Anna Karénina con la nueva y premiada traducción de Victor Gallego (Alba editorial), la cual piensa regalarme, y mi cuñado le decía que ya se la había leído en una edición antigua, traducida por L.Sureda y A.Santiago (cuyo trabajo también le había gustado), y que ahora andaba detrás de una buena versión de Los hermanos Karamázov. Como le había gustado mucho la traducción, directamente del ruso, que había hecho Marta Rebón de El doctor Zhivago, comentó que le había mandado un correo a ésta preguntándole qué traducción de la novela de Dostoievski le recomendaba. Y he aquí, azares de la vida, que Marta le respondió que en esos momentos se encontraba traduciendo Los hermanos Karamázov para Alba editorial. Entonces, Pedro se acordó que yo nombraba a Marta en la entrada Los rusos llegaron para quedarse.
 "Pues si lo llego a saber te digo que le envíes el post", le dije.
 "Pues si se lo quieres mandar tú misma, aquí tengo su correo".
 Y dicho y hecho, y como en uno de esos cuentos felices, Marta nos escribió un correo lindo piropeando el blog y diciéndome que le encantaría ver el cuadro de la matrioshka y el lomo de El doctor Zhivago colgado en su casa. Los cuadros son como hijos. Queremos verlos bien situados, sentirlos queridos y valorados, y es obvio que éste no podría estar en mejores manos ni en mejor sitio. Sería como cerrar un círculo.



Doctor Zhivago, óleo sobre tabla (20x20). Obra de Lucía Rodríguez Vicario. 2011



 Y encima me acuerdo de otro libro traducido por Marta que tenemos en las estanterías de casa: Los poseídos, de Elif Batuman, cuyo subtítulo: Aventuras con libros rusos y con las personas que los leen, me sirve para, cambiándole la última palabra, titular esta entrada.


 Nota: Como os decía, todo esto ocurrió hace unos cuantos meses, pero por respeto a la editorial no quise adelantar nada. Es ahora, cuando he leído en Babelia (Sillón de orejas por Manuel Rodríguez Rivero) que Alba editorial publicará este otoño Los hermanos Karamázov con una nueva versión a cargo de tres traductores: Fernando Otero, Marta Sánchez y Marta Rebón, cuando por fin puedo mostraros este post.
 Marta me envió saludos desde San Petersburgo hace unos días, y me contó que desde hace unas semanas trabaja en otra novela, aunque de nuevo no puedo adelantaros nada. Tengo ganas de que lea esto a tantísimos kilómetros de distancia, estar por unos instantes en San Petersburgo aunque esté en Casarabonela donde, como los dos últimos años, veraneo en agosto.



Marta Rebón nació en Barcelona. Licenciada en Humanidades y Filología eslava, amplió sus estudios en la universidades de Cagliari, Varsovia, San Petersburgo y Bruselas y cursó en Barcelona un posgrado en Traducción literaria. En 2009 obtuvo el Premio "La literatura rusa en España", convocado por la Fundación Boris Yeltsin, por la traducción de Vida y destino, de Vasili Grossman, publicada en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. El último libro traducido por Marta es El caballo negro, de Borís Sávinkov, para la editorial Impedimenta.
Además de a la traducción, Marta Rebón se dedica al periodismo cultural y a la fotografía, formando en este último campo pareja artística con Ferran Mateo. 




martes, 13 de agosto de 2013

UN JOHN BERGER ENRIQUECIDO





 Ésta es la portada del libro de John Berger a la que hacía referencia en la entrada que le dediqué a Ivo. Un pintor de hoy no es una novela al uso. Sus páginas encierran el diario que durante cuatro años escribió el pintor húngaro Janos Lavin, personaje de ficción del que se vale John Berger para contarnos su visión personal sobre la creación artística y la individualidad o soledad que se da en el estudio delante de la obra.

"La actividad más profunda de todas es el dibujo. Y la que más exige. Es cuando dibujo cuando me lamento de las semanas, los años, que he desaprovechado. Si (como en los cuentos de hadas) pudiera concederle un don al nacer al futuro pintor, éste sería el de una vida lo bastante larga para llegar a dominar la técnica del dibujo".

"Lo que separa el simple talento del genio no es ni más ni menos que la confianza; el no tener miedo a hacer el ridículo".

"Ha llegado un nuevo profesor. [...] Este nuevo profesor se llama Leonard Gough. Lleva gafas y tiene una cara como la del padre de Rembrandt, consumida, salvo lo que queda oculto bajo la gorra. Lo sorprendente es que es sordomudo. Sólo te puedes comunicar con él por escrito. [...] Dicen que es un profesor excelente, y lo creo, porque en lugar de hablar tiene que demostrar. Si el claustro de todas las Escuelas de Bellas Artes estuviera compuesto de sordomudos, prosperaría un arte silencioso".

"Para seguir trabajando bajo el capitalismo sólo caben dos actitudes mentales: hay que ser ya sea ambicioso, ya sea arrogante. Al artista humilde sólo volveremos a descubrirlo mucho después. [...] El artista ambicioso es el hombre que pone su talento en el pedestal de la buena opinión ajena".

(Citas de la edición de 2002 de Alfaguara con traducción de Pilar Vázquez)


 En la estantería guardo con cariño otro libro de John Berger, un ejemplar de Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible que me regaló el almeriense Manuel Berbel en el I Curso de Realismo y Figuración de Olula del Río. Yo lo llamo el John Berger enriquecido, pues Manuel estampó en él las yemas de sus dedos manchadas de pintura.  




Fotografías: Lucía Rodríguez Vicario



 Manuel Berbel, que es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, trabaja en la librería Picasso de esa ciudad, así que nadie mejor que él para recomendarnos algunos libros relacionados con el arte; de manera que aprovechéis las horas de playa, piscina o terraza. Aquí os dejo una muestra de su obra y su top de lecturas para lo que queda de verano.


Obra de Manuel Berbel


Obra de Manuel Berbel

 
Obra de Manuel Berbel


Obra de Manuel Berbel


Obra de Manuel Berbel




Cartas a Theo (Vincent Van Gogh)
Frida Khalo. Sus fotos (Pablo Ortiz Monasterio y otros)
Caravaggio. Una vida sagrada y profana (Andrew Graham)
Modos de ver (John Berger)
El elogio de la sombra (Junichiro Tanizaki)
¿Qué estas mirando? 150 años de Arte Moderno en un abrir y cerrar de ojos (Will Gompertz)
Habladles de batallas, de reyes y elefantes (Mathias Enard)
Algunos lugares de la pintura (María Zambrano)
La joven de la perla (Tracy Chevalier)
Entrevistas Andy warhol (Andy Warhol)



 Como veis, una selección muy completita con ensayo, biografía, historia, narrativa y crítica del arte. Yo estoy leyendo el de Will Gompertz, un recorrido por la historia del Arte Moderno de fácil y amena lectura, del que sólo me quedan 50 páginas para acabarlo.

sábado, 3 de agosto de 2013

UNA REUNIÓN DE AMIGOS


Alejandro, Juanma, Estudillo, Odu, Lucía, José y Mar


Odu demostró ayer que, además de pintora, es una buena movilizadora de masas, pues bastaron varias llamadas suyas de teléfono para, ya que venía a Málaga, reunirnos a unos cuantos amigos, todos relacionados con los pinceles y los cursos de Olula (hasta César, el marido de Odu, pues aunque es músico nos ha hecho bailar y saltar con su grupo, The Cover´s Band, cada vez que hemos ido a Olula).
 El punto de encuentro fue CIENFUEGOS, el taller de creación donde trabaja Ignacio Estudillo junto con otros cinco artistas. Cada uno en su campo correspondiente, lo que lo convierte en un espacio multidisciplinar donde se respira poesía, imagen, pintura..., y donde, además, celebran actividades culturales para dar a conocer el trabajo de otros artistas. Un lugar a tener en cuenta si queremos estar al día de lo que se cuece en Málaga en lo referente al arte urbano, contemporáneo, emergente, joven o cualquier otro de esos adjetivos tan escuchados últimamente. 
 Allí me reuní con Odu, César, Alejandro, Juanma, José, Mar y Estudillo quien nos enseñó en lo que está trabajando actualmente, un proyecto con muy buena pinta que se mostrará el próximo mes de septiembre en Jerez.
 El último que apareció fue Alberto Tarcisio, recién llegado de París, adonde se fue a probar fortuna con esto de la pintura (y muy mal no le ha tenido que ir cuando piensa en regresar después del verano). Como no salió en la primera foto de la tarde, añado esta última para que quede aquí su sonrisa.






 Así nos juntamos los ocho, gente que estamos relativamente cerca pero que ha tenido que esperar a que venga Odu para hacer que coincidamos de nuevo. Como es normal, entre cervezas y tapas, tuvimos la oportunidad de charlar de pintura y de contarnos cómo nos iba. No lo pudimos evitar, la noche se alargó y nos recogimos a las tantas. ¡Estos momentos hay que aprovecharlos! En definitiva, reencuentros y encuentros, y la promesa de que nos volveremos a ver.