martes, 26 de febrero de 2013

TODO ES COMPARABLE






Hablaba el otro día de Antonio López, y hoy vuelvo al maestro, pues acabo de encontrarme con él en un pequeño divertimento que estoy leyendo. En ese encuentro, el maestro tiene unos diecisiete años.


..."en el Casón del Buen Retiro, donde tantos grandes arquitectos y pintores dieron los primeros pasos, reproduciendo, a carboncillo, con lápiz Conté Paris y difumino, la Venus de Médicis, el Discóbolo, el Apolo del Belvedere o un esclavo de Michelangelo. Todos los arquitectos, pintores y escultores madrileños de cierta edad recuerdan esta experiencia. Los pintores aseguran que la calidad media de los arquitectos, aterrorizados por su durísimo examen de ingreso, era la más alta; los arquitectos sobre todo se acuerdan de un niño, de unos diecisiete años, que los dejaba a todos boquiabiertos; como era un niño lo llamaban Antoñito, y así ha quedado, y debería quedar, para la posteridad, Antoñito López García; ya sé que no es un niño, que ha crecido, pero tampoco lo es Antonello di Messina".



 Las páginas de Todo es comparable albergan un batiburrillo de temas: arte, arquitectura, diseño, deporte..., y en ellas el autor, con gran inteligencia y fina ironía relaciona cosas que no vienen a cuento: el Greco con un caracol, la Gioconda con la reproducción de un calendario, un museo con una casa de placer y la Ley seca, la marcha atlética con Napoleón...; de ahí el título del libro.


 "-¿Te has dado cuenta de que los caracoles son como el Greco? Sí, sí, como Domenicos Theotocopulos, que, habiendo nacido en Creta, aprende a pintar con propiedad esa especie de iconos que se hacen por allí, pero en cuanto se desplaza a Venecia, su admiración por Tiziano y la influencia de Tintoretto lo transforman en el más veneciano de los venecianos, en el más sensual, colorista y excesivo pintor de la Serenísima, pero resulta que llega a Toledo y en una conversión traumática se vuelve austero, sobrio, castellano viejo, caballero de la mano en el pecho, de un misticismo desbordante, el más sincero personaje de la España profunda.
 -Perdone, Maestro, pero sigo sin ver muy clara la relación con los caracoles.
 -Tusquets, ¡pero si es evidente! Lo que distingue al Greco, lo que lo convierte en un artista inmortal, es su absoluta falta de personalidad, es su facultad de metamorfosearse, como los camaleones, de absorber los valores de su entorno con tal intensidad que, al final, resulta más auténtico que los autóctonos, ¿y cuál es la virtud culinaria del caracol?, ¿qué lo ha convertido en uno de los protagonistas de tantas cocinas y en manjar de gourmets? La carencia absoluta de sabor propio, su capacidad de absorber el de los condimentos que lo acompañan y transformarse en lo que desee el cocinero. Además, cuando con mi tenedorcito extraigo el caracol de su caparazón, fíjate en cómo se alarga adoptando una apariencia muy similar a la de los santos que levitan en los cielos del Greco...
 Así de entretenido resultaba comer cargols a la llauna en el Durán de Figueres con Salvador Dalí".



 Arquitecto, diseñador, pintor, escritor..., el autor, Oscar Tusquets Blanca (Barcelona, 1941), es uno de esos seres renacentistas en vías de extinción.



Oscar Tusquets Blanca


  Aquí os dejo tres muestras de su trabajo pictórico:



Fregona, obra de Oscar Tusquets Blanca















Regadera en fregadero, obra de Oscar Tusquets Blanca



Mi jardín y otros, obra de Oscar Tusquets Blanca


TODO ES COMPARABLE
Oscar Tusquets Blanca
Editorial Anagrama
Los textos pertenecen a la colección "Compactos Anagrama".

viernes, 22 de febrero de 2013

DE CÓMO ÍÑIGO DIO EN LA DIANA (ARCO 013)







   Me llegan rumores de ARCO Madrid que parecen sacados de uno de esos libros de leyendas urbanas: una performance en la que una mujer no deja de comer plátanos (no sé si de Canarias, Ecuador o Colombia), y otra en la que una joven se deja cortar y agredir por el respetable, que dispone para ello de un arsenal de cuchillos y pistolas situados sobre una mesa (según me dicen, la gente le va haciendo cortes por el cuerpo hasta que uno se dispone a pegarle un tiro, momento en el que termina la performance). Y luego me encuentro con este relato de Íñigo Navarro, una historia irónica y desternillante como todas las suyas; aunque él, con su sarcasmo habitual, asegura que no es ficticia, que es real como la vida misma. Y yo, la verdad, ya no sé que pensar.


ARCO 013 (conclusiones)

Queridos todos.
La semana de las ferias ya ha pasado y es hora de echar cuentas sobre lo que ha ocurrido.
Hace años que conocía la leyenda esa, de que los grandes coleccionistas compraban las obras por las que suspiraban antes de que se abriera la feria.
No os voy a decir cómo pero me las arreglé para conseguir un pase de prensa y aparecer un día antes de la apertura a profesionales. 
Aparqué mi cafetera a una distancia prudencial y me introduje en ARCO malévolamente.
Los galeristas se afanaban sudorosos por terminar sus stands y las naves 8 y 10 rebosaban de operarios, maquinaria industrial y embalajes que en ocasiones se confundían con las propias obras.
Hecho un pimpollo, primorosamente vestido y perfumado conseguí el efecto de coleccionista excéntrico gracias a mi barba rala y larga.
Los ánimos eran sombríos. Grupetos de fantasmas cuchicheaban por las esquinas sobre el número 21. A la misma mirada se disolvían como el humo y volvían ceñudos a la labor del cuelgue y montaje.
No es vanidad, pero mi ágil figura saltando papel de burbujas era el objeto de las miradas ansiosas de los presentes. Es cierto que yo me contoneaba, enseñaba las piernas y fingía que hablaba por el móvil con Chicago. La chaqueta de cuadros revoloteaba con mis cambios de ritmo y una vez que se elevó algo más de lo normal fue demasiado para un galerista de Frankfurt que perdió el sentido.
Cuando a los tres cuartos de hora, sabía que tenía pendiente a ARCO de mis deambuleos comencé con el segundo acto.

-¡Ahrg!- grité al pie de una montañita de cartón, pompas de plástico y listones de madera que debían haber encerrado una obra de arte hecha de conglomerado de madera y arena de playa. Me dirigí hacia allí porque era una de las galerías españolas más importantes, madrileña por cierto, ¡no digo más!
La galerista estaba especialmente receptiva y según me vio extasiarme se abalanzó sobre mí para redirigir mi mirada hacia la obra en cuestión.
Duro de roer, no cedí un centímetro.
-¿Cuánto cuesta...?- Yo señalaba inequívocamente el embalaje. La mujer paralizada.
-¡Eh!, es que...
-Represento a un importante coleccionista de Chicago, estoy dispuesto a pagarle seiscientos mil euros por esta pieza-. Pude oír como se le helaba la sangre.
-¡Oh, Dios mío!- Dijo con gran estupor. -Eso es el embalaje de esta pieza-. Mientras señalaba al conglomerado con arena.
-Eso no vale gran cosa, sin embargo la persona que ha creado esto otro, está dotada de un sentido del espacio y la arquitectura auténticamente fluidos. Lo deseo...

En fin, no voy a aburriros. Os diré que la galerista se apresuró a encontrar al operario de la empresa SIT y ficharle para la plantilla de artistas de la galería. El hombre, a la par sorprendido y encantado de su buena fortuna, adquirió rápidamente un aura artística.
No fue hasta que estábamos a punto de consumar la venta cuando confesé que simplemente estaba en plan performance indagando hasta donde se podía llegar por pasta.
Cuando la galerista agarró la obra de arte hecha de conglomerado y me la lanzó con asombrosa puntería, supe que era el momento de evacuar cagando leches. Mis largos años de deporte profesional me dieron una ventaja decisiva en el campo de vallas de ARCO. El galerista de Frankfurt se recuperó del vahído para verme pasar como un ángel y volver a los brazos de Morfeo.
Para el año que viene voy con bigote.  


-Íñigo Navarro-

***


   Si les gustó, entren en su blog (inigonavarro.blogspot.com). No tiene desperdicio. Además, es otro artistazo de los pinceles (y de la fotografía y la ilustración, que Íñigo le pega a todo).



Íñigo Navarro con Antonio López y Andrés Ibáñez en el curso de Oluola del Río, 2012. (Fotografía: Juan Sánchez Romero)


Nota: Para los neófitos, Íñigo es el de las barbas. Y para dejar constancia de su pasado como deportista, aquí os dejo una última fotografía.



Genéticamente imperfecto, fotografía de Íñigo Navarro


martes, 19 de febrero de 2013

EL FOTÓGRAFO QUE SOÑÓ CON SER PINTOR


No soy licenciada en Bellas Artes ni en Historia del Arte, sólo soy Diplomada en Enfermería, así que intento formarme a través de cursos y becas. También acercándome a los pintores que me pueden enseñar. En este aspecto, el blog es un excelente acicate para mejorar mi formación, pues me anima a estar al tanto de lo que se mueve en el mundo del arte. Es así, siguiendo a uno de mis pintores de cabecera, como llegué al libro de fotografías de Fernando Manso, ESPAÑA una mirada mágica, prologado por el maestro D. Antonio López.





   Las instantáneas de Fernando Manso nos muestran una España diferente a la que estamos acostumbrados a ver. "Una España encantada, como traslúcida y suspendida en el aire. En las imágenes de este artista todo aparece envuelto en un halo de misterio, en una luz especial que hace que los paisajes, los monumentos o los objetos parezcan mágicos, detenidos en el tiempo y el espacio. Por momentos nos resulta difícil distinguir si estamos ante un cuadro o una fotografía y esto se debe a que Manso es un fotógrafo que siempre soñó con ser pintor. Y lo consigue en cierta forma con su cámara de fuelle, con la que logra pintar con la luz".



Fernando Manso


   En el prólogo, firmado en julio de 2012, D. Antonio López conversa con el lector bajo ocho epígrafes y un título: El instante revelado. El alma y la luz. Ahí está el D. Antonio de los cursos de pintura, conversador erudito de palabras sabias, sosegadas y amables al que una nunca se cansa de escuchar.



Antonio López en el curso del Museo Casa Ibáñez de Olula del Río, 2012
(Fotografía: Juan Sánchez Romero)




España:

"A España se le ha pintado poco, pero ese es un detalle que ya no tiene solución. La pintura en el pasado estuvo asociada a temas religiosos, o al poder, y prestó poca atención a las ciudades. Italia está muy pintada, y esa representación del espacio urbano, tanto exterior como interior, ya se encuentra en Piero della Francesca, Masaccio, Mantegna... E igual ocurre en otro lugares, como en Delft gracias a Vermeer. Aquí en España se le ha prestado poquísima atención a la ciudad, apenas algo en Velázquez. El español siempre ha estado demasiado ocupado con las pasiones, sus amores y odios, Dios, los temas mayores..., el tema urbano pasa prácticamente desapercibido hasta el siglo XIX. O se recibía un encargo, o se quedaba sin hacer. Sin embargo, la fotografía sí lo ha recogido más".
-Antonio López-


Embalse de Pinilla, fotografía de Fernando Manso


Lo documental:

"...Esa es la principal aportación de la fotografía, su valor documental"
-Antonio López-


Daimiel, fotografía de Fernando Manso


La objetividad:

"...La fotografía no podrá compararse a las obras de Leonardo, pero su medio le permite una naturalidad que nunca antes se había dado en la representación de las cosas, la fotografía deja constancia".
"...Las fotografías nacen para cubrir lo objetivo".
-Antonio López-


Cañón de Cazorla, fotografía de Fernando Manso


Lo extraordinario:

"...Fernando Manso no cumple con el estereotipo del fotógrafo, su disposición supera lo corriente y siempre busca algo excepcional. Desde su objetivo, ofrece detalles extraordinarios como sólo puede hacerlo la fotografía, y eso es de una importancia enorme".
-Antonio López-


Bosque hundido, fotografía de Fernando Manso


La sensibilidad:

"...Una persona sensible siempre ve la poética (un término muy denostado) porque posee ese don, esa capacidad de imaginar un resultado, y así lo hace Fernando Manso".
"...Los sentimientos son la materia noble del arte. Si no transmites, si no emocionas, no llegas a los demás".
-Antonio López-


Bosque de Laurisilva, fotografía de Fernando Manso


La luz:

"...las fotografías de Fernando Manso me recuerdan a Caspar David Friedrich, están tocadas por ese espíritu evocador del romanticismo alemán, su templanza, que concilia el tumulto del idealismo con una armonía y serenidad bellísimas".
 -Antonio López-


Catedral destruida, fotografía de Fernando Manso



Lo irrepetible y el tiempo:

"...Algunas pinturas tardan en acabarse o no se acaban, pero lo maravilloso de las fotografías es que constituyen el reflejo de un momento único e irrepetible, la relación con la realidad".
-Antonio López-


Barcas Riaño, fotografía de Fernando Manso


Contemplar la naturaleza:

"...En la naturaleza hay horas especiales donde ocurren cosas que no estamos acostumbrados a ver, lo inusual, el instante donde se produce una revelación, y es en esos instantes donde -como muy pocos creadores, y de forma muy personal- trabaja Fernando Manso".
-Antonio López-


Caballos con niebla en camino, fotografía de Fernando Manso



   Aquí dejo esta muestra del trabajo de Fernando Manso, quien "con su refinada sensibilidad y su rigurosa metodología de trabajo consigue dar un original enfoque a paisajes y enclaves mil y una veces fotografiados".



ESPAÑA
Editorial Lunwerg
Autor: Fernando Manso
           (con prólogo de Antonio López)


domingo, 17 de febrero de 2013

El HEMATOCRÍTICO DE ARTE







Son mis hijos quienes me descubrieron este libro en las estanterías de la Fnac. Pasaban las páginas y no dejaban de reír. Y cuando me acerqué me di cuenta de que estaban viendo cuadros. ¡Cuadros clásicos! Luego me di cuenta de que el chiste estaba en los títulos a pie de página. El autor (es una recopilación sacada del blog homónimo de internet) le había cambiado el título a todas aquellas obras, muchas del Barroco y el Renacimiento, en función de lo que se veía en ellas. Es cierto que a veces de forma  irreverente al tratar a cristos, vírgenes y santos, pero a mis niños les encantó. Y he de confesar que yo también me reí, como sigo haciéndolo ahora cada vez que mis hijos ven un cuadro y juegan a ponerle un título.

   Aquí os dejo algunos ejemplos de los que ilustran el libro. Creo que está bien que el arte no sea tan serio para los niños, y que nosotros también podamos echarnos unas risas a costa de lo que nos gusta.



SANTO ALEMÁN REGRESANDO DE MALLORCA
Il primo germani escaldatti
 Mateo di Giovanni



VENGA, QUE VENGA MÁS GENTE A JO***** LA LECTURA
Il lectore della concentrazionne radicalli
Domenico Beccafumi







LA GALLINA PSICÓLOGA  Juan Bautista Mayno



¿ES ÉSTA LA MEDALLITA QUE QUERÉIS QUE OS COJA, ENANOS?
 Il cura giganti amicci delli pituffi
Carlo Crivelli



CRISTO SACANDO AL VOLEIBOL
La concentrazionni dil Messiah Deportisti
Bartolomeo Vivarini



HOY LO PETAMOS
The self confidence Brothers
Benjamin West




El Hematocrítico de Arte (La recopilazioni della stupideci de interneti), publicado por ¡Caramba!, editorial independiente especializada en cómic de humor.

jueves, 14 de febrero de 2013

LA BOULAT

Aunque yo no soy muy de San Valentín, me dejo arrastrar por la fecha y os traigo aquí este relato de mi pareja, un relato que es un homenaje a la reportera gráfica Alexandra Boulat y que obtuvo el 2º Premio en el VII Certamen de Declaraciones de Amor "Dime que me quieres" 2008, organizado por el Ayuntamiento de Málaga.



LA BOULAT



Málaga, 5 de octubre de 2007

Estimado Morenatti:
   Al recibir ayer el correo con la noticia de la muerte de Alexandra me sentí noqueado. Fue un gancho directo a la boca del estómago, donde se me ha instalado un dolor inmenso. Gracias por comunicármelo con tanta celeridad y por haberme tenido al corriente durante el tiempo que estuvo en coma. También por la foto que me envías.






   Observo su cuerpo menudo junto a la mole metálica, cuyo cañón me apunta directamente, y me fijo en sus manos y en la cámara que sostienen. La sonrisa que ilumina su rostro es la misma que me brindó hace poco más de dos años en la Ciudad de la Luz, mientras cubríamos las revueltas de los suburbios, las banlieues en las que se hacinan los jóvenes inmigrantes.
   Nos habíamos conocido esa misma mañana, en un café cercano al suburbio de Seine-Saint-Denis. Yo estaba pintarrajeando una de mis moleskines cuando la saludó el redactor que me acompañaba. Recuerdo que entonces se sentó en nuestra mesa y que, después de presentarnos, me pidió ver los dibujos del cuaderno. Yo miré detenidamente su cuerpo delgado, sus manos finas de dedos largos, su rostro anguloso en el que destacaba su sonrisa, blanca y cautivadora, y esos ojos acostumbrados a la observación de las cosas y de los hombres, que reflejaban bondad e inteligencia. Me dijo que los dibujos le gustaban mucho y me confesó que a ella también se le daba bien dibujar, que de pequeña siempre había soñado con ser pintora y que no descartaba hacerlo en el tercer acto de su vida, cuando se retirase a la campiña.
   Volví a encontrarla aquella misma tarde. Es la memoria la que me devuelve ahora a ese escenario: ambos con un ojo pegado al visor, moviéndonos entre la gendarmerie y los manifestantes, corriendo de un lado a otro entre el sonido de las sirenas y de los cristales rotos. Cuando nos arrimábamos a los policías, nos llovían las piedras, y los cócteles molotov pasaban por encima de nuestras cabezas; y cuando cambiábamos de bando teníamos que esquivar las bolas de goma de los antidisturbios. Entonces ella dijo que aquel era el "Mayo del 68 de los Desheredados"; que ahora, como treinta y ocho años atrás habían hecho los estudiantes, exigían un futuro mejor. El desencadenante de aquel estallido, que desde el extrarradio prendía los coches de las calles más céntricas de París, había sido la muerte accidental de dos adolescentes cuando huían de la policía. Así protestaban y reclamaban su sitio en la sociedad los "zidanes" pobres: levantando barricadas, quemando contenedores, saqueando tiendas y arrojándoles piedras a los policías.
   Al amanecer, cuando todo hubo acabado hasta la noche siguiente, nos sentamos agotados en una patisserie. Y mientras pedíamos café y croissants, nos miramos en ese silencio de camaradería que es preludio de una larga conversación. Ella había hecho tónica la última sílaba de mi nombre, y yo me reía cada vez que se dirigía a mí con un "Sergió". En esos momentos, me parecía más rusa que francesa. No sabes lo feliz que me hizo aquel desayuno... Reconozco que intenté ligar con ella, pero no tuve éxito. Me calificó de "caníbal emocional", algo genético según ella: un tipo que nace infiel y se profesionaliza a lo largo de su vida. En mi descargo he de confesar que no sabía que estaba felizmente emparejada con ese realizador palestino. De todas formas, me habría gustado ganarle el corazón.
   Durante aquellas tres semanas de guerrilla urbana, registradas en el otoño de 2005, volvimos a coincidir unas cuantas veces. Ella solía entrar en las barricadas por las mañanas, sola, dispuesta a perderse entre bloques y pandillas, y no regresaba hasta la noche; entonces, si el azar se aliaba conmigo y la cruzaba en mi camino, compartíamos un trozo de pizza o un showarma de cordero. La gente se refería a ella como "Alex" o "La Boulat", pero yo prefería llamarla Alexandra.
   Al despedirnos, nos dimos los números de teléfonos y las direcciones de correo, y nos intercambiamos los libros que acabábamos de leer: yo le entregué una ajada edición de bolsillo de "Viaje al fin de la noche", de Céline, y ella me dio "La insoportable levedad del ser" (¡qué paradójico y perverso puede llegar a ser el azar!).

   Dejo de escribir por un momento y me acerco a la estantería a buscar el libro. Lo sostengo en mis manos, algo temblorosas, y busco entre sus páginas una de las fotografías que me envió. Aquella en la que se ve a una familia afgana amortajando el cuerpo de un niño que acaba de morir en un campo de refugiados, y, con los ojos húmedos, vuelvo a leer el poema que escribí en su reverso.


VIEJA AMIGA*
¡Oh, vieja amiga, que vas y vienes
como una sombra, sin un ruido
ven, cansado estoy de ir huido,
posa tus labios sobre mis sienes!
Que el beso gélido que te pido
calme la fiebre que en mi sangre bulle;
el espejo refleja el temido
horror de la ruina que escarnece,
el viento solloza en la ventana,
las ramas del tilo golpean con fuerza
los cristales; el fin está cercano;
mis amigos han oído tu llamada
yo también confío
en ser sombra en tu reino lejano.


   Junto al libro hay una carpeta en la que guardo más fotos de ella y esos diez o doce emails que me traían noticias de su trabajo y de su vida. En ellos, escritos todos en un tono muy afable, mostraba siempre su interés por reflejar las consecuencias de la guerra y la auténtica realidad de la mujer en los países árabes. Quién mejor que ella para plasmar esas costumbres que, por cultura, son prácticamente inaccesibles para los hombres. Siempre se despedía con: "Un gran beso. Nos veremos". Desgraciadamente, nunca más la vi.


   En una de aquellas tardes parisinas me contó que el escritor André Malraux le dijo a su padre que "cada persona tiene dentro de sí un museo particular donde guarda todo lo que vivió y amó". Que cierto es... La echaré de menos.
   El próximo viernes 12 de octubre me acercaré a la iglesia y al cementerio de Jacque-ville. Es lo menos que puedo hacer por ella. Le llevaré unas flores y la despediré con un beso. Espero verte allí, para poder entregarte este abrazo. Gracias por aguantar el lamento de este corazón solitario.
   Un fuerte abrazo.
                                                    
                                                                       Sergio
                                                                                


   De nuevo me acerco a la estantería, donde remiro los lomos de las moleskines hasta dar con la que llevaba en París. Retiro el elástico que comprime sus páginas y rebusco entre ellas las líneas que anoté el día de nuestro primer encuentro:

"Sentí el flechazo desde el primer instante. Su constante sonrisa, su amabilidad, sus refinados modales, y ese carisma que le daba haber tenido tantas vivencias y que la hacía aún más atractiva. Desprendía aventura, algo por lo que todos estábamos allí".

   Ahora, después de tantos años de trabajo, comprendo que compartíamos una misma forma de vivir y de ver el mundo, y que ambos éramos cautivos de nuestra querencia por la libertad y la soledad, nuestros demonios interiores que nos hacían ir de un a lado a otro sin anclarnos a ningún punto. Los amigos nos tachaban de imprudentes e irresponsables o pensaban que teníamos más valor que nadie, pero nada de eso era cierto. Tan sólo desarrollábamos el único trabajo que nos permitía sentirnos vivos. Nos gustaba registrar la realidad desde dentro, sabiendo que con cada disparo de nuestras cámaras estábamos construyendo una toma de posición, y por eso aceptábamos y explorábamos los riesgos de nuestra profesión.


Relato obra de Pedro Delgado Fernández.
*Poema de Francisco Delgado Acosta.

La reportera gráfica Alexandra Boulat, cubrió conflictos en Yugoslavia, Indonesia, Afganistán, Irak, Israel y Palestina, y su trabajo apareció en revistas tan prestigiosas como París Match, Time, Newsweek, Stern y National Geographic. Ganó numerosos premios internacionales entre los que destaca el World Press, galardón conseguido, paradójicamente, con la cobertura del último desfile de Yves Saint Laurent. Debido a sus estudios de Bellas Artes, sus trabajos bordean la tenue línea que separa el fotoperiodismo del arte. En 2001 fundó con otros seis colegas la agencia de fotografía VII, y fueron conocidos en el mundo de la prensa como "los 7 Magníficos", pues eran los mejores fotoperiodistas del momento. Fueron su padre, Pierre Boulat -gran reportero de Life-, y su madre Annie -creadora de la agencia gráfica Cosmos-, quienes le contagiaron el virus de la fotografía.
En junio de 2007 sufrió una hemorragia cerebral, debido a una aneurisma, mientras trabajaba en la frontera de Gaza. La ambulancia palestina que la llevaba quedó retenida en la frontera hasta la llegada de otra ambulancia israelí que la condujo al hospital de Jerusalén. Allí, sometida a un coma inducido, fue operada, siendo trasladada después a París, su ciudad natal, donde falleció el 5 de octubre de ese mismo año a los 45 años de edad.

   

miércoles, 13 de febrero de 2013

EL INSTANTE PRECISO


Decía José Luis Gutiérrez, el pasado día 5 en la inauguración de su exposición de fotografías en el Ateneo de Málaga, que él, en su larga carrera como fotógrafo, siempre había buscado el instante preciso, aquel instante decisivo del que hablaba Henri Cartier-Bresson en su famoso manifiesto del 52, un instante que queda magistralmente recogido en esa instantánea en la que aparece su hijo José Luis (hoy día fotógrafo (¡la saga continúa!) y comisario de esta magnífica exposición) sentado en la puerta de su casa, feliz bajo la atenta mirada de su abuela.





   Su hija Alicia, en la presentación, trajo a colación otro nombre para definir el trabajo de su padre: el de la escritora Susan Sontag, quien decía que "las fotografías son detalles".
  Las dos referencias son igual de acertadas. Las fotografías en blanco y negro de José Luis Gutiérrez nos remiten a Cartier-Bresson y a la Agencia Magnum donde sus retratos trascienden la mera plasmación del retratado, el mero testimonio histórico, para convertirse, mediante esa voluntad estética que  impregna su mirada, en un arte de primer orden.
  José Luis Gutiérrez desde el ya desaparecido estudio Francis que montó su hermano Paco en calle Dos Aceras, y en el que trabajó además su padre y él mismo (¡menuda saga de fotógrafos!), ha retratado a muchos de los artistas que han protagonizado la vida cultural de Málaga, testimonio relevante que va desde la mitad del siglo XX a comienzos del XXI.
  Poetas, escritores, cantaores, científicos, arquitectos, escultores y sobre todo pintores desfilan por la muestra. Hay están jovencísimos Félix Revello de Toro, Enrique Brinkman, Francisco Hernández, Gabriel Alberca, Pepe Bornoy...


FÉLIX REVELLO DE TORO
Pintor


PEPE BORNOY
Pintor


ENRIQUE BRINKMAN
Pintor 


GABRIEL ALBERCA
Pintor




FRANCISCO HERNÁNDEZ
Pintor



JAN SCHREUDER
Pintor y coleccionista



STEFAN VON REISWITZ
Pintor y escultor



LUIS MOLLEDO
Pintor


  Retratos plagados de claro oscuros que miro con ojos de pintora. Cada uno de ellos es un cuadro, como ese retrato de Eva Cruzado, una estudiante de arte que a su vez nos mira desde la pared, la única fotografía en color de la muestra en la que José Luis Gutiérrez, ahora que muchos pintores tratan de reproducir el rostro de una fotografía milimétricamente en el lienzo, realiza el camino contrario, llevando el sfumato de Leonardo al papel de plata.






  Estimado José Luis, gracias por salvaguardar esta huella del pasado y por mostrarnos tu arte.
   Y a los que estáis por Málaga, ¡¡corred a verla!!


EXPOSICIÓN NATURALEZA VIVA Retratos de José Luis Gutiérrez
ATENEO DE MÁLAGA, C/ Compañía, 2
Hasta el 28 de febrero de 2013
Horario: 18:00 a 21:30 h. de lunes a viernes, excepto festivos.


domingo, 10 de febrero de 2013

CUADERNOS DE CONTABILIDAD


Ojeo El País de hoy domingo y me encuentro en la página 49 con un anuncio de la galería de arte Lorenart. En él se ve un cuadro de Manolo Millares, un cuadro que se puede admirar, e incluso adquirir, en ARTMADRID 2013.


Manolo Millares "Cuadro nº 60" Año 1959.
Técnica mixta sobre arpillera 162 x 130 cm.


   Un cuadro, sino el mismo, parecido a los que vi la semana pasada en el documental Cuadernos de contabilidad de Manolo Millares (gracias Pablo por dejárnoslo). El documental, otra producción de Dexiderius Producciones del amigo César Martínez, dirigido por Juan Millares Alonso se centra en las memorias de infancia y juventud que escribió el pintor en varios cuadernos de contabilidad. Es su hija mayor, Eva, quien "se sirve de la lectura de aquellos cuadernos, de sus conversaciones con los miembros vivos de la familia de su padre, de las intervenciones de su madre, Elvira Escobio, y de los diversos personajes aludidos en las memorias, para tratar de encontrar, en definitiva, las raíces del profundo sentido dramático, casi trágico, de la pintura de" su padre.
   El documental, del 2005, grabado en las Islas Canarias, agradará también a quien no guste de la abstracción, pues recoge, a través de esos personajes, una época importante de la historia de España: la II República, la guerra civil y la siguiente posguerra.




   Cuadernos de contabilidad de Manolo Millares, obtuvo el Primer Premio en la 50 Semana Internacional de Cine de Valladolid Tiempo de Historia.

   Mi propuesta, si vais a pasearos por ARTMADRID esta semana, es que veáis antes el documental, pues así os será mucho más provechoso el encuentro con esta obra de Millares.


miércoles, 6 de febrero de 2013

ÁFRICA MILENARIA


África milenaria, óleo obra de Lucía Rodríguez Vicario. Colección particular de Yolanda Amate



Tengo un cuaderno de viajes de Stefano Faravelli entre las manos, uno de esos cuadernos que tan primorosamente ha publicado la editorial Confluencias. Hace tiempo que no se editan libros así, con esta encuadernación tan cuidada, con esa tipografía a dos colores y ese facsímil desplegable a color que te trae el cuaderno original a casa. El texto, en cuatro idiomas (entre ellos el español), es la transcripción de la caligrafía que aparece en las páginas del cuaderno junto a los dibujos. Palabras que comentan, acotan o acompañan las imágenes: acuarelas, dibujos y etiquetas de cajas de té o sellos que el autor pega en sus cuadernos como si fuesen un dibujo más.







  El cuaderno que tengo entre las manos es el de Jenné, en Mali, donde estuve en el verano de 1997. Mali fue el plato fuerte de aquel viaje, en el que recorrí durante dos meses África Occidental (Mauritania, Senegal, Gambia, Mali, Burkina Faso, Ghana y Costa de Marfil). Mali fue lo más cerca que estuve de uno de esos documentales de la 2, una inmersión en el África milenaria, una de esas aventuras que te hace sentir vivo. Por eso, después de cerrar el cuaderno, Jenné sigue en mi mente y tras ella me desplazo al País Dogón (el acantilado de Bandiagara que recorrí durante varios días sin saber que podría haberme encontrado allí con Barceló (pero es que por entonces yo todavía no pintaba (precisamente empecé después de aquel verano)) y a la mítica Tombuctú (el alto en el camino más soñado de aquel viaje).





   También recuerdo las aguas del río Níger, que recorrí en una pinaza de mercancías de vuelta a Mopti, las mismas aguas color café con leche donde Stefano pudo mojar sus pinceles.










   Los recuerdos se me agolpan y no dejo de preguntarme cómo estará toda aquella gente, cómo la guerra habrá afectado a sus vidas. Después de los últimos telediarios respiro aliviada, reconfortada por el avance de las tropas francesas y malienses que han hecho replegarse a las milicias de Al Qaeda hacia el noreste del país, pero no deja de preocuparme lo que pueda ocurrir con el pueblo tuareg, los señores del Sahel, los gitanos del desierto que, como los kurdos de Oriente Medio, llevan décadas reclamando un territorio.



Espingarda árabe, óleo obra de Lucía Rodríguez Vicario



   Ojalá (Insha' Allah) que regrese pronto la cordura a esa parte del mundo.

   Anoto aquí, para cerrar, las palabras con las que cierra el propio Stefano la introducción de su libro:

   "Pero Ladji y sus amigos me dijeron también cómo esta maravillosa ciudad -la más bella quizás que haya visto- era de frágil y delicada. Y no sólo porque, ciudad configurada enteramente de limo, en cada estación de lluvias debe de ser restaurada cada vez de nuevo. El impacto del turismo, las tensiones latentes con el rico occidental, espejismo de bienestar y odiado símbolo de iniquidad, el surgir de un Islam agresivo en contraste con el irénico y tolerante Islam tradicional (muy unido a los marabout y a las confraternidades místicas) hacen sentir algún crujido entre los muros de este universo cerrado, impregnado de una refinada y antigua civilización urbana.
   He contado Jenné también por esto: para testimoniar, también con la delicadeza de la acuarela y la medida mínima del cuaderno, un mundo de belleza y de verdad al borde de una mutación inminente y quizás fatal..."



Stefano Faravelli



Stefano Faravelli "se forma como pintor en el Liceo Artístico y la Academia de Bellas Artes de Turín. Paralelamente obtuvo una licenciatura en Filosofía Moral, seguida por estudios en ciencias orientales; una vocación dual de "peintre-savant" que le orienta hacia el cuaderno de viajes".
En 2004, su cuaderno de Jenné ganó el premio del público en la primera Bienal de Carnet de Voyage en Clermont-Ferrand, Francia.
Otros títulos de Faravelli que ha publicado Confluencias son: Delhi, Cairo, Istambul y Tokyo.