lunes, 15 de septiembre de 2014

PIETRA SERENA


Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario

Una termina de leer un libro y sus páginas se quedan vagando por un tiempo en la cabeza; a veces, incluso se produce la magia y lo vivido parece tomar cuerpo en la vida real.
 Eso es lo que me pasó hace unos días cuando, semanas después de terminar la lectura de La agonía y el éxtasis, visité a Roberto Manzano en Olula del Río. Entrar al taller y encontrarlo encaramado a un andamio frente a 6 metros de deslumbrante mármol blanco, fue trasladarme automáticamente a la novela de Irving Stone sobre el genial Miguel Ángel Buonarotti.

[...] produjeron una grieta en la sólida escarpa de mármol, que los canteros forzaban con palancas y piochas, empujando las cuñas más adentro para desalojar el mármol de su lecho. El capataz gritó: "Caída hacia abajo", y los pequeños bloques laterales volaron hacia los cantos de la zona plana utilizada para trabajar. El bloque principal se desprendió de sus adherencias con el estruendo de un árbol que se quiebra, y cayó con tremendo impacto en el espacio nivelado al pie, partiéndose según sus cuarteaduras.
 Grande fue la decepción de Miguel Ángel después de examinar el enorme bloque mellado.
 -Linda pieza de carne, ¿no? -dijo "El Barril".
 -Es buena, pero está llena de vetas.
 -El corte es casi perfecto.
 -Pero yo lo quiero perfecto.
 "El Barril perdió la serenidad.
 -Hace un mes que canteamos para ti y no hemos visto el primer ducado.
 -Os pagaré mucho dinero por mármol blanco para estatuas.
 -Quien hace el mármol es Dios. Quéjate a Él.
 -No, mientras no esté convencido de que no hay bloques más blancos detrás de éstos.
 -¿Quieres que derrumbe todo el cerro?


Exterior del taller donde trabaja Roberto Manzano. Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario


 Tantos bloques de mármol blanco, como el de Pietrasanta que quería el Papa León X, tantos restos de piedras, tantas esculturas y tantos modelos me hacían respirar al ritmo de sus páginas.

[...] Por fin Bertoldo se dio cuenta de que Miguel Ángel había llegado a los límites de la paciencia. Un día puso su brazo frágil como una hoja de otoño en el hombro del muchacho para decirle:
 -Ahora, a la escultura.
 Gotas de sudor brillaron en la frente de Miguel Ángel y su corazón palpitó con violencia.
 -Pero ¿qué es la escultura? -prosiguió el maestro-. Es el arte de quitar todo lo superfluo al material escogido, para reducirlo con la ayuda del martillo y el cincel a la forma concebida por el artista. O también se puede adicionar el material, cuando se modela en cera o arcilla.
 Miguel Ángel movió la cabeza.
 -Ése no es mi deseo. Yo quiero trabajar como trabajaban los griegos, directamente en el mármol.
 -Esa es una ambición muy noble; pero ante todo tienes que aprender a modelar en cera y en arcilla.
 Bertoldo le enseñó a preparar una armazón con pedazos de madera o alambres. Una vez concluido el esqueleto, Miguel Ángel inició la aplicación de la cera caliente para una figura con tres dimensiones, guiándose por un dibujo de dos.
 -Debe ser perfecta -advirtió Bertoldo-, no solamente vista de frente, sino desde todos los ángulos. Lo que significa que cada obra ha de ser modelada no sólo una vez, sino trescientas sesenta, porque se transforma en una obra diferente al modificar su gradación.

[...] -No olvides que la figura que esculpes debe acoplarse con el bloque. Para descubrir el curso de sus venas, échale agua.
 En seguida Bertoldo le habló de las burbujas de aire y de los sitios en que se ahueca el mármol por la acción de los agentes atmosféricos. No son visibles desde afuera y hay que aprender a descubrirlos.

[...] Miguel Ángel pasó de bloque en bloque golpeándolos con el martillo. Los bloques sólidos producían una especie de campanada; los defectuosos, un rumor sordo. Un pedazo, curtido por la intemperie, tenía una corteza endurecida que con el cincel y el martillo Miguel Ángel rebajó hasta encontrar la lechosa sustancia interior. Para descubrir el rumbo de las venas rompió los filos altos con el martillo fuertemente agarrado, y hallando el pedazo a su gusto, tomó un carbón y dibujó en el mármol la cabeza de un anciano. Luego alzó un banco, y poniéndose a horcajadas sobre el mármol lo aseguró entre sus rodillas tomando entre sus manos el cincel y el martillo. A medida que desbastaba el bloque, disminuía su tensión interior; la piedra entraba en él, y en alguna forma le completaba. Su brazo era más ligero y más fuerte a medida que pasaban las horas y él avanzaba en la total posesión del mármol. La creación de una obra de arte es un acto de amor, y para Miguel Ángel equivalía a una sensación suprema.
 Al llegar Bertoldo y encontrarlo sumido en su trabajo, lanzó una exclamación:
 -¡Ah, por favor, ése es un procedimiento equivocado! ¡Detente!
 Pero como Miguel Ángel no lo oyera, Bertoldo sacudió la cabeza con un gesto de resignada decepción.
 -Es como prohibirle la erupción al Vesubio -dijo para sí.

 El taller en el que trabaja Roberto Manzano no es la combinación de fragua, carpintería y herrería en el que aprendía Miguel Ángel de su maestro Bertoldo, pero, con la salvedad de que la tecnología ha sustituido a muchas de las herramientas y modificado la forma de trabajar, el ambiente no parece muy diferente al de hace 500 años.


Taller en el que trabaja el escultor Roberto Manzano. Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario


Taller en el que trabaja el escultor Roberto Manzano. Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario

 Roberto Manzano es un escultor madrileño que en su momento decidió trasladarse a la zona de las canteras de mármol de Macael, Almería, para estar más cerca de la materia prima con la que trabaja. Participó en La Gallina Ciega, y ha realizado numerosos monumentos públicos, habiendo sido su trabajo reconocido con varios premios nacionales e internacionales que han llevado su arte a países como Italia, Francia, Hungría, Turquía, Egipto o los Emiratos Árabes.


Roberto Manzano trabajando en la escultura Libertad
Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario


El escultor Roberto Manzano trabajando en la escultura Libertad
Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario


 Actualmente está ultimando la obra Libertad, un proyecto de Andrés García Ibáñez, quien ha diseñado el modelo para que Roberto lo ejecute, una escultura que se instalará en la localidad almeriense de Fines con motivo del Día Internacional de la Violencia de Género contra la Mujer.


Roberto Manzano trabajando en la escultura Libertad.
En primer plano el modelo diseñado por Andrés García Ibáñez
Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario


 Entre sus futuros proyectos, me mostró la imagen de un ángel lleno de finura, armonía y delicadeza; una figura que espero mostraros aquí pronto.


P.D.:
 Los textos señalados pertenecen a la biografía novelada de Miguel Ángel, La agonía y el éxtasis, condensado del libro de Irving Stone por Selecciones del Reader's Digest (Iberia) S. A.
 Para los que no leáis, tirón de oreja y un tráiler de la película La agonía y el éxtasis, dirigida por Carol Reed en 1965, con Charlton Heston y Rex Harrison en los papeles protagonistas.






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