domingo, 4 de agosto de 2019

DE NUEVO CON VELÁZQUEZ Y EL MARQUÉS DE EL CARPIO


La Venus del espejo, obra de Velázquez

En la última entrada hice referencia a que La Venus del espejo de Velázquez fue propiedad del marqués de El Carpio. Y pocos días después, Andrés García Ibáñez me apuntaba que el marqués poseyó otra obra más de Velázquez, un retrato de Olimpia Maidalchini, más conocida como la Papisa. "Una obra maestra del segundo viaje a Italia que se ha vendido por un precio irrisorio para ser un Velázquez. Tendría que haber vuelto a España, pero bueno, que se le va a hacer. Imagínate que la tuvieran en El Carpio", me decía.

Retrato de Olimpia Maidalchini. Obra de Velázquez

Detalle del retrato de Olimpia Maidalchini. Obra de Velázquez

 Velázquez pintó el retrato de Olimpia Maidalchini Pamphilli durante ese segundo viaje a Italia, a donde llegó enviado por el rey Felipe IV para adquirir pinturas originales y esculturas antiguas –así como vaciados en bronce y yeso de las mismas–, y contratar a fresquistas para la decoración de las salas del Alcázar de Madrid. Fue en esa misma época, entre 1648 y 1651, cuando retrató al Papa Inocencio X, cuñado de Maidalchini. Ella intervino en la adjudicación de su papado y fue su consejera, de ahí que la apodaran la Papisa.

Retrato del Papa Inocencio X. Obra de Velázquez

 No he encontrado la fecha exacta en la que Don Gaspar de Haro y Guzmán, marqués de El Carpio (Córdoba), se hizo con el retrato de la Papisa, pero  debió de ser en alguno de los años en que estuvo destinado en Italia, bien como embajador en Roma, entre 1677 y 1682, o como Virrey de Nápoles, entre 1683 y 1687, durante el reinado de Carlos II. En esta última ciudad murió, y parte de las obras de su reconocida colección de arte fue heredada por su hija Catalina Méndez de Haro, casada con el Duque de Alba, mientras que otras terminaron como pago de deudas en la colección real, llegando algunas posteriormente al Museo del Prado.

 A la pátina del tiempo que cubre el lienzo de la Papisa, se une otra capa de misterio, pues al cuadro se le perdió el rastro en 1724. En la década de 1980 reapareció en los Países Bajos, donde fue vendido como si fuese una obra de la escuela holandesa*. Y hace unos meses, saltó de nuevo a la palestra en Sotheby's, a donde llegó el retrato para ser subastado. Estudiado por los expertos de la casa, fue reconocido como obra del maestro sevillano, vendiéndose el pasado 3 de julio por 2.780.000 euros, cantidad bastante inferior a su valor, estimado en unos 3.300.000 euros.

Retrato de Olimpia Maidalchini, la Papisa. Obra de Velázquez subastada en Sotheby's
Fotografía: Chris Ratcliffe (Getty Images)

 Es así como ha salido a la luz una obra de Velázquez tras 300 años de silencio, pero también la figura de una mujer poderosa, ambiciosa y con influencia política en El Vaticano. Eleanor Herman, historiadora, escritora y autora de Mistress of the Vatican: The True Story of Olimpia Maidalchini, la define de la siguiente manera:
Era una mujer de pasiones feroces, inteligencia aguda y gran encanto, que protegía a las mujeres más débiles contra las injusticias de los hombres. También era codiciosa, calculadora y, a veces, de un frío escalofriante.
 Ahora que tanto se busca rescatar mujeres que fueron ninguneadas por la Historia, estaría bien que alguna editorial se dignara a traducir y publicar el texto de la escritora estadounidense.



 Cierro esta entrada con una sensación especial de cercanía hacia todos los personajes que aparecen en ella, debido a que recientemente visité el palacio del marqués en El Carpio. Descubrir allí su relación con la obra de Velázquez ha sido una de las sorpresas del verano.

*Muestra de que no es algo descabellado, la actual exposición del Museo del Prado, Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines en la que se busca ese punto de encuentro y de similitud entre la pintura holandesa y la española en el siglo XVII.

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