sábado, 17 de agosto de 2019

DIARIO DE UN CURRELA CON UN MÓVIL QUE HACE FOTOS


Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Fue una tarde de abril, había acompañado a Pedro a la tienda de cómics En Portada y, mientras él tiraba de lista y buscaba los tebeos que le habían encargado nuestros hijos, me puse a curiosear entre las estanterías para distraerme.
 No sé si fue cosa del azar o del destino, pero de chiripa, hundido en el fondo de una repisa, medio escondido entre otros tomos de mayor tamaño, me encontré con un lomo negro, finito y de menos de una cuarta en el que se leía: DIARIO DE UN CURRELA CON UN MÓVIL QUE HACE FOTOS. Menuda sorpresa me llevé, no sólo por encontrar un libro de fotografía en una tienda de cómics, sino porque éste tenía el aspecto de un teléfono móvil. Es más, venía metido en una especie de caja que simulaba la funda del celular, para que el efecto al sacarlo fuese el mismo. Lo saqué de su funda y me puse a hojearlo, e igual que flipé con el formato lo hice con el interior. Era como si le hubiese cogido el móvil al autor, el almeriense Gabriel Martínez López, y ojease su galería de fotos, imágenes muy personales y espontáneas, cuya secuencia me mostraba la Almería de los plásticos y los cultivos, de los nativos y los inmigrantes que trabajan en ellos.

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

 Me pareció toda una referencia para la creación de un fotolibro y un buen ejemplo de ritmo de lectura, pero en aquel momento no  pude comprar el ejemplar porque no lo tenían registrado. El libro había quedado en una especie de limbo al hacer el traslado del local y no sabían el precio. Me lo dejaron reservado, y unos días más tarde me lo llevé a casa como el que se lleva un tesoro al que estaba predestinado.

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

 Contra más lo veía más me maravillaba lo "simple y fácil" que parecía estar hecho, y el trasfondo tan enorme que había en sus páginas en cuanto al planteamiento. Cuánta reflexión había detrás de aquel trabajo, complementado mínimamente con fragmentos del poemario Dinero de Pablo García Casado, añadidos a modo de chats de WhatsApp entre las imágenes.

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

 La excitación me duró varios días: si hablaba de fotografía con alguien, se lo refería; si iba a la Escuela de Arte, lo echaba en la mochila para enseñárselo a profesores y compañeros; buscaba información sobre el autor y sobre la editorial Cirkadian en internet; y me imaginaba cualquier día en Almería conociendo a Gabriel. Por todo ello, me quedé de piedra el otro día cuando mi amigo Carlos de Paz comunicaba en Facebook su fallecimiento.

Gabriel Martínez López fotografiado por Carlos de Paz

 Sin haberle llegado a conocer, yo también lo echaré de menos. Su libro tiene ahora para mí un valor aún más especial.

Diario de un currela con un móvil que hace fotos. Fotolibro de Gabriel Martínez López
Fotografía: Lucía Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario