jueves, 16 de septiembre de 2021

#TODOSCONPROTEO


Incendio en la librería Proteo
Fotografía: Lucía Rodríguez

Agosto siempre nos trae algún trágico incendio. Este año fue Grecia, Turquía, Australia y el estado de California en los Estados Unidos. También los tuvimos cerca: Cádiz, Huelva, Valencia, Ávila y Tarragona. Y ahora, en septiembre, le tocó a Málaga, donde el fuego arrasó 10.000 hectáreas de Sierra Bermeja.

 El telediario se llena de llamas, y no hay un día que la memoria no me remueva el corazón pensando en el incendio de Proteo. Hace justo cuatro meses, un cortocircuito traicionero propició lo que bien podría haber sido todo un Fahrenheit 451 o la fantasía, hecha realidad, de los carteles de La Noche de los Libros. Se quemó la librería y las pérdidas son cuantiosas, pero al igual que los bosques resurgen de sus cenizas, el equipo de Proteo, desde el minuto cero, no dudó en que nos ofrecerían a todos los malagueños una reapertura. Mientras llega ese momento, han habilitado un pequeño local en calle Álamos. Justo desde su puerta, como para tenerlo siempre presente, se ve el edificio de tres plantas que daba vida a la lectura en nuestra ciudad.

 A los pocos días de aquella trágica noche, delante de un café, hablando de libros, de pérdidas y de memoria, mi amiga Inmaculada sacó de su bolso un libro de Eduardo Ruiz Sosa: Cuántos de los tuyos han muerto (Ed. Candaya). Conociéndome, lo traía para mí, quería que su lectura me ayudara a encajar todo eso que yo perdía al arder Proteo.

Fuimos felices desde que la vimos asomar la cabeza, y su muerte, cuando no parecía aún tan vieja, nos rompió el corazón porque en la infancia uno nunca piensa que lo que ama ha de desaparecer un día.
Del cuento Desaparición de los jardines

 El autor nos habla en sus relatos de la muerte desde cualquiera de sus causas: la vejez, la enfermedad, la violencia, el suicidio…, y con ella de la pérdida, la memoria y los recuerdos; del dolor y el desasosiego; de esa parte de la vida que nos desaparece. Su lectura removió mis ganas de fotografiar en el interior de la librería tras el desastre, idea que en un principio descarté por parecerme demasiado sensacionalista y que ahora tomaba otro sentido: quería fotografiar lo que allí quedaba a modo de memoria, de recuerdo. Conservar el recuerdo vivo de la librería en aquellas imágenes de desolación.

 Estar allí dentro dolía. El primer día, al salir de ese Proteo gris lleno de cenizas, me topé con Jesús Otaola. «Madre mía, ha habido un momento en que he tenido que bajar la cámara y pararme. Es que no veas el pellizco que se me ha cogido. Imagino como tenéis que estar pasándolo», le dije. Jesús me respondió: «No. No puedes imaginarlo».

 Y no, no podremos ni imaginarlo; pero sí hacernos cargo de su dolor. Desde entonces, son muchos los escritores que se sientan en su puerta para firmar ejemplares, y muchos los clientes que compran y realizan pedidos online y también son muchas las donaciones que reciben para su reconstrucción. Como dice Jesús, es mucho el apoyo y el afecto recibido.

 La ola solidaria continua, y ayer mismo se celebró un concierto a beneficio de Proteo en el Teatro Cervantes, en el que actuaron casi una veintena de grupos de Málaga: Alex El Zurdo, Betamax, Conde, Danza Invisible, Elphomega, Esplendor, Frutería Toñi, Gastmans, Hermanas Sister, Javier Ojeda, Julia Martín, Lito Fernández, Trío Motel Caimán, Pepe L'Amour y la Chiccolini Orquesta, Ricardo Marín, Suzzette Moncrief, Tabletom y la banda #TodosConProteo.

Concierto a beneficio de Librería Proteo en el Teatro Cervantes
Fotografía: Lucía Rodríguez

Aquella trágica noche de primavera un incendio devastó la Librería Proteo. Pero fue mucho más grande lo que ocurriría después...

 El olvido y la memoria siempre andan en batalla. No bajemos la guardia. Aún queda mucho por hacer. Nuestro apoyo sigue siendo necesario.


Nota: El texto a color pertenece al libro de relatos Cuántos de los tuyos han muerto, (Ed. Candaya,  2019) de Eduardo Ruiz Sosa.

En Cuántos de los tuyos han muerto el escritor mexicano Eduardo Ruiz Sosa se enfrenta al fenómeno de la muerte mirando a los ojos de los sobrevivientes, escuchando a los que quedan en el mundo como testimonio de la ausencia, de esa ausencia ajena que, en buena medida, es nuestra propia ausencia, pues al morir los otros va desapareciendo también lo que fuimos con ellos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario