El sábado me reencontré con los antiguos alumnos del instituto Santa Rosa de Lima. Todos con veinticinco años más, pero a la vez todos iguales, como si el tiempo sólo hubiese interrumpido nuestras risas y conversaciones que ahora reanudábamos alegres, preguntándonos por el trabajo, si teníamos niños, si nos acordamos de tal o cual profesor o de aquella anécdota que se nos quedó grabada.
Y el domingo viajé a Olula del Río, Almería, para asistir al II Curso de Realismo y Figuración que imparten Antonio López y Andrés Ibáñez. Y allá que llegué en mi Renault Kangoo para otros reencuentros: el de los profesores, el de los alumnos y amigos que, como yo, repiten experiencia y el del Museo, un museo enriquecido por nuevas obras (destacar las de Antonio López: las pinturas Madrid desde Carabanchel y Rosas Rosas, la litografía Mujer en Tomelloso y las cuatro esculturas Carmen recién nacida, Carmen dormida, Carmen despierta y Cabeza de mujer) y por el monumental modelo en madera y poliuretano de alta densidad de La Mujer de Coslada, creado por Antonio López, en 2010, como paso previo a la ejecución de la escultura definitiva de bronce que puede verse en Coslada (Madrid).
El modelo, del mismo tamaño que dicha escultura (cinco metros y medio de altura y unos cuatro de ancho), ha sido cedido por Antonio López al Museo Casa Ibánez, y se expone temporalmente en el patio del mismo. Seguramente, acabará por convertirse en el emblema del Museo.
Y el domingo viajé a Olula del Río, Almería, para asistir al II Curso de Realismo y Figuración que imparten Antonio López y Andrés Ibáñez. Y allá que llegué en mi Renault Kangoo para otros reencuentros: el de los profesores, el de los alumnos y amigos que, como yo, repiten experiencia y el del Museo, un museo enriquecido por nuevas obras (destacar las de Antonio López: las pinturas Madrid desde Carabanchel y Rosas Rosas, la litografía Mujer en Tomelloso y las cuatro esculturas Carmen recién nacida, Carmen dormida, Carmen despierta y Cabeza de mujer) y por el monumental modelo en madera y poliuretano de alta densidad de La Mujer de Coslada, creado por Antonio López, en 2010, como paso previo a la ejecución de la escultura definitiva de bronce que puede verse en Coslada (Madrid).
Fotografía de Eugenio Piña (Instagram) |
El modelo, del mismo tamaño que dicha escultura (cinco metros y medio de altura y unos cuatro de ancho), ha sido cedido por Antonio López al Museo Casa Ibánez, y se expone temporalmente en el patio del mismo. Seguramente, acabará por convertirse en el emblema del Museo.
Modelo de La mujer de Coslada, obra de Antonio López, y Baco, de Andrés Ibáñez Museo Casa Ibáñez, Olula del Río (Almería) Fotografía: Lucía Rodríguez Vicario |
Gracias a todos, porque me hacéis sentir apreciada y en buena compañía.
Da gusto compartir tus momentos.
ResponderEliminarGracias, Maribel. Por fortuna pudimos disfrutar juntas del encuentro con los antiguos compañeros.
EliminarUn beso.
MMMMMMM, Esa piscina!!!!!!!!!!!! Jejejejeje. Perdona pero la mujer está genial, el baquillo también, pero la piscina...... tú y yo sabemos el calor que hace ahí y lo bien que vienen que te dejen mojarte aunque sólo sean los pies!!!!!!!!!! Ya me contarás!!! Sigue disfrutando y ánimo con ese bodegón!!!!!! Besazos.
ResponderEliminarJaja.¡Qué buenos ratos hemos echado en la piscina de Reul Alto! Lástima que esta vez haya hecho un poco de frío. Aun así, uno de los días me hice la valiente y me di un chapuzón en honor a esos momentos que vivimos el curso anterior. De sobra sabéis que os eché de menos a unos pocos.
EliminarUn beso.